El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

Sunday, March 2, 2025

AZAFRÁN

 La villa de Villarrobledo en honce días del mes de abril de mil e quinientos y ochenta e seys...


Lo primero dixeron que por quanto muchos vecinos desta villa tienen plantados y están plantando de cada día muchos azafranales los quales como se a tenido e se tiene por esperencia son de mucho provecho y beneficio y los señores de los dichos azafranales se an quexado y quexan de que a causa de no aver hordenanças para la guarda dellos se los comen y destruyen ganados y lechones y otras bestias y para que lo susodicho se remedie y los dichos azafranales se conserven y críen por ser como son de tanto provecho y abiendo tratado sobre ello acordaron de hacer y hicieron para la guarda dellos las hordenanzas siguientes:

Ordenanzas fechas por el concejo justicia y regimiento de la villa de Villarrobledo para la guarda y conservación de los azafranales desta villa

1.- Primeramente hordenaron y mandaron que si algún lanado lanar o cabrío entraren en azafranal que el señor de ganado yncurra y pague de cada una cabeza del dicho ganado ocho mrs. 


Omitimos transcribir las ordenanzas que fueron transcritas en 1992 por Ramón Carrilero Martínez. Simplemente, reproducimos el texto para mostrar la generalización del cultivo de azafrán en esta época y adelantar las ordenanzas que el mencionado autor fija en 1590 a cuatro años antes.

(Actas municipales de Villarrobledo de 1586)

VILLARROBLEDO (1585)

 El trigo que faltaba el año anterior se consiguió comprar en Villacastín a comienzos de 1585. Mil fanegas que fueron entregadas a los villarrobletanos en el puerto de Guadarrama. Es difícil imaginar hoy en día aquellos viajes, cuando todavía, sin llegar a los embargos posteriores, prevalecía la buena fe y se llegaba a conciertos con labradores del pueblo para que prestarán sus mulas y carros y dos regidores comisarios organizaban estos costosos y peligrosos viajes. El trigo era necesario para completar la siembra del otoño. Difícilmente se entienden estas operaciones si no comprendemos el contexto general del Reino. Los pueblos de la gobernación del marquesado de Villena habían intentado comprar el trigo en Andalucía y Córdoba, primero, donde el encontrado fue insuficiente, después en Extremadura, en Medellín, operación que se abortó de antemano ante las pocas expectativas, después se buscó y requisó el trigo de los molinos para alimentar la población y, ante la escasez de la cosecha del verano de 1584, se fue hasta donde el trigo era excedentario en ese momento: Castilla la Vieja. De nuevo, el comportamiento era desigual entre las dos mesetas; el trasvase del trigo excedentario del norte al sur supuso la implicación de la corte que organizó la "logística" de la época, haciendo del puerto del Guadarrama el punto de intercambio del trigo. Hemos de pensar que ese intercambio, compra a precios de la pragmática (lejanos a los 34 reales la fanega que se habían alcanzado unos meses antes), se hizo en el mes de enero, en pleno invierno. Hasta el puerto de Guadarrama llegaron los carros y mulas de los pueblos del sur de Cuenca o de Villarrobledo en un esfuerzo desesperado por hacerse con el trigo para una última sementera. La implicación de la corona era la constatación que después de enviar jueces y ejecutores para hacer lo que en el argot de la época se llamaban calas y catas no se encontraba más trigo en el granero de los labradores y que la lucha con los especuladores ya no conseguía sacar más trigo. La langosta era, además, un grave problema que afectaba especialmente a los pueblos de la parte de abajo del marquesado, bajo jurisdicción del alcalde mayor Vázquez. Villarrobledo solicitará en mayo la prorrogación del licenciado Gascón, juez para matar la langosta. La dinámica del abasto del trigo jugaba con la necesidad y también con la especulación. Como la carestía del trigo venía de años anteriores, los labradores comarcanos de los pueblos cercanos acudían con sus carros hasta Villarrobledo en el mes de agosto, recién recogida la cosecha por los villarrobletanos que vendían su trigo en las mismas eras o, sencillamente, iban a los pueblos vecinos a proponer la venta de su trigo. El principal pueblo comarcano interesado por hacerse con el trigo villarrobletano era San Clemente, porque lo necesitaba. Por el ayuntamiento del 19 de junio sabemos de la razón de la presencia del alcalde mayor Jaramillo en Villarrobledo: controlar las ventas de granos, en especial manda la prohibición de las ventas de agosto hasta que él no lo autorice. El uno de agosto el que es enviado por el gobernador del Marquesado es el alguacil mayor Antón Martínez, su cometido recoger trigo de los labradores para el pósito y garantizar que paguen todo lo que deben. Además, se nos dice que la cosecha es abundante (que no quiere decir buena, pues probablemente se refiera a la capacidad productiva de Villarrobledo respecto a otras zonas), contradiciendo las informaciones de los villarrobletanos que denunciaban unos campos asolados por la langosta.

La necesidad contrastaba con los proyectos faraónicos del rey, que pretendía hacer navegable el río Tajo desde Lisboa a Toledo, repartiendo su coste entre las villas del Reino, que, a mediados de abril, recibían las cantidades a aportar para el proyecto de navegación.

Saturday, March 1, 2025

VILLARROBLEDO (1581-1584)

 La cosecha del año 1581 fue muy poca. La fanega de trigo había subido a once reales y la de cebada a cinco. Jorge Manrique, corregidor de Murcia se hallaba en septiembre en San Clemente para embargar trigo con destino a las galeras y armada de Cartagena. A comienzos de 1582, Villarrobledo busca el trigo, y también cebada y centeno, en Mota del Cuervo y Toboso, mientras que avisa que en sus campos a aovado la langosta. Ese año de 1581, la villa se dota de un alférez mayor en sus órganos de gobierno, puesto que recae en Pedro Díaz de Mendoza con un sueldo de 40000 mrs.

Si el granero de Villarrobledo padecía necesidad y se temía el contagio de la peste, en otros pueblos se pasaba hambre. Tal era el caso de La Almarcha que a finales de julio de 1582, hace un llamamiento a Villarrobledo para conseguir pan que alivie la necesidad de sus vecinos pobres. Los problemas, además de la esterilidad de los tiempos, estaban en el encaminar el trigo a La Almarcha hasta el molino, distante seis leguas y media, que encarecía el precio de la fanega en un real y medio añadido por el transporte. Villarrobledo venderá el precio de su pan cocido a cuatro maravedíes y medio.

Para junio de 1583, llegan nuevas noticias de peste desde Córdoba y su comarca. Para octubre, los labradores tienen necesidad de trigo y cebada para la sementera. La villa se dota de dos rederos para la distribución del pan entre sus vecinos, mientras nuevos embargos de carros y trigo llegan para proveer a la armada de Cartagena.

1584, empieza como acaba el año anterior, pidiendo 400 fanegas de trigo al arzobispo de Toledo para paliar la necesidad de sus vecinos. El 7 de marzo, se avisa que la langosta aovada es de difícil erradicación, de hecho se personará un alguacil enviado por el gobernador al efecto: Alonso de Valladares. Para abril, Villarrobledo manda buscar y comprar trigo en Andalucía. El pan cocido sube de 5.5 mrs. a 6 mrs. para garantizar una ganancia al pósito, que permita la compra de más trigo. Pero el trigo comprado se hace a treinta reales la fanega y el precio de pan debe subir de nuevo. Se controlará las libras de pan que se pueden sacar de cada fanega, ochenta, si bien un cuarto de siglo después se llegará a sacar noventa y seis. Para mayo se habla ya de la posibilidad de hambre, decidiéndose ir a comprar trigo a Medellín y a los Miravetes. SE decidirá tomar a censo seis mil ducados para proveer al pósito y dividir el pueblo en cuatro cuarteles para controlar y garantizar la entrega del pan a los vecinos y a la gente más menesterosa; por último se decide panadear la cebada. Los Mirabetes eran los molinos donde se había de moler el trigo y con su dueño, Juan de Zuñiga, el ayuntamiento llegará a un acuerdo para moler el trigo del pósito. En julio se embargan doscientas fanegas de trigo a pariculares para alimentar a la población, que se divide por grupos y precios: los pobres a seis maravedíes la libra de pan, los vecinos a ocho y los forasteros a diez. Previamente Villarrobledo se había dividido en cuatro cuarteles para el abasto de pan a los vecinos. El 15 de julio se vuelve a insistir en la langosta aovada en las tierras.

Parte de los problemas venían para Villarrobledo de la falta de un pósito estable. En los años anteriores, Villarrobledo se había dotado de un pósito, posible por la toma de 8000 ducados a censo, pero este año de 1584 había redimido el principal de ese censo, viéndose obligado a tomar otro censo de 4000 ducados y otro consecutivo para dotar de trigo y caudal al pósito de nuevo. Conseguido el dinero, las cámaras de pan se llenan de trigo comprado en Castilla la Vieja a 1044 mrs. la fanega (alrededor de 31 reales la fanega). Tomás Rodríguez y Alonso Morcillo recibirán 1500 ducados para llevar a cabo las compras. No obstante, desde San Clemente se mandaba al alguacil mayor para que hiciera "cata y cala" de los graneros de los vecinos, desconfiando de que la escasez alegada fuera tal y no hubiera especulación. El precio del trigo comprado de Castilla la Vieja costará, con gastos de transporte y salarios, 34 reales, que se panadeará a razón de doce maravedíes la la libra, pero es que de cada fanega de trigo se sacarán 104 libras, 24 más de lo que era habitual años antes. El propio concejo villarrobletano reconocerá que los vecinos se niegan a sacar su trigo a precio barato. Nuevamente se recurrirá a Castilla la Vieja a comprar más trigo con el dinero a censo que se ha hallado en Madrid y a su vez se pide al arzobispo de Toledo preste parte de sus rentas decimales para facilitar la siembra de los agricultores. El problema de escasez de trigo de Villarrobledo afecta a toda la comarca, por esa razón la presencia del alcalde mayor licenciado Jaramillo es continua en sus ayuntamientos.


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"en esta villa ay un convento de frayles de San Francisco por aver poco tienpo que se fundó del qual esta villa recibe grande dotrina utilidad  y provecho con la predicazión y confesiones y ejercicios que edifican las almas e por razón de acudir a esta villa religiosos de fuera de ella a pedir limosna como son los frayles dominicos de la villa de Villaescusa y los agustinos de la ciudad de Alcaraz y los trinitarios de Fuensanta y de Nuestra Señora del Remedio que es en Júcar no pueden los vecinos socorrer a los frayles y convento de esta villa para su sustento y el edificio de su casa y por esto pasan muy grande nezesidad y se van despoblando de predicadores y otros religiosos de buena vida y si zesasen de venir a esta villa las hórdenes y religiosos de fuera se acudiría con más limosnas a los conventuales della" (acta 29 de mayo de 1584)

Friday, February 28, 2025

¿POR QUÉ ESTA DIVIDIDO SAN CLEMENTE EN CUATRO CUARTELES O BARRIOS HISTÓRICAMENTE?

 San Clemente estuvo dividido en cuatro cuarteles o barrios en la Edad Moderna, que de izquierda a derecha y de arriba a abajo son CRUZ CERRADA, SANTA QUITERIA, ROMA Y SAN FRANCISCO.

En algún momento hemos querido ver tanto en la forma almendrada del pueblo como en su división por dos ejes, vertical y horizontal, un origen religioso, coincidiendo con el asentamiento de la orden franciscana. La forma alargada de esa almendra vendría por la ubicación extrarradio del convento de Nuestra Señora de Gracia y un urbanismos que seguía en su trazado el río Rus, intentando evitarlo, pero condenado a entenderse con el río por el crecimiento desaforado del pueblo. El urbanismo franciscano, legado de teóricos como Eiximenis, propiciaba la mencionada ubicación del convento fuera del pueblo como en el oriente y señalaba la necesidad de hacer de la iglesia mayor el centro religioso y cívico en torno al cual se desarrollaba el pueblo. Esto explicaría la centralidad de un espacio religioso y civil como ordenador del urbanismo, pero hemos de tener en cuenta que ese centro era en un principio la plaza de la iglesia y del pósito, no la actual plaza mayor, que adquiere ese carácter central en torno a los años sesenta (1560), cuando la iglesia se pliega en sus formas exteriores palaciegas al edificio del ayuntamiento y el nuevo espacio generado por la plaza mayor. De hecho, costó mucho quitarle a la calle de Nuestra Señora de Septiembre (actual calle Rafael López de Haro) el carácter de principal y donde radicaba la actividad administrativa de la villa, como costó también que la actual calle Boteros (o antaño calla Mayor) desplazará a la calle de las Almenas, más abajo, y centro del mercado de los jueves, luego desplazado a la calle Feria y plaza Mayor. Las rutas de los mercaderes ayudarían a fijar esa división en dos ejes del pueblo. Dichos mercaderes llegaría por el camino de Alarcón, para fijar sus tenderetes en la calle de las Almenas o por el camino de Chinchilla para colocar sus puestos en la calle Feria, una vez dejado atrás el puente del Remedio.
La división en cuarteles la creemos ver en la década de 1580. Don Diego Torrente ya apuntó algo al respecto y quiso ver esa división en la necesidad de organizar el alojamiento de la comitiva real de Felipe II en marzo de 1586. Nosotros, por nuestra parte, hemos atribuido esa división a Juan de Oropesa. Hoy, sin embargo, planteamos otra posibilidad. Sabemos que la vecina Villarrobledo, con motivo de las carestías de los años 1582 a 1584, dividió el pueblo en cuatro barrios para organizar la distribución del pan a los vecinos y su control. Es probable que esta necesidad fuera causa de la división en cuatro cuarteles de la villa de San Clemente. Según vamos conociendo la crisis de comienzos de los ochenta, vamos viendo la gravedad de esos años y los esfuerzos ímprobos que se hicieron por atajar la situación y garantizar el abasto de la población, en el contexto de una economía moral que, todavía, no dejaba a ningún vecino atrás.





Monday, February 24, 2025

VILLARROBLEDO (1631)

 Las crisis cerealista iba acompañada de apuestas arriesgadas y la decantación por el cultivo de viñas. A comienzos de 1631, el abogado Juan Fernández pide licencia al ayuntamiento para plantar de viñedo una superficie de 42 fanegas, sitas en la vereda del Záncara, junto al río de don Pedro. Los conflictos seguían con Munera por la dehesa de Berenguela, entre acusaciones de mover los mojones.

Las rivalidades en le elección de oficios son acompañada por la invocación de los privilegios de primera instancia o limitaciones temporales de las apelaciones para impedir la intromisión del corregidor. Si bien, las presiones, una vez más, venía de la corona y su intento de establecer un impuesto sobre la sal. Villarrobledo, como otras villas, se vio obligada a crear un estanco de la sal que monopolizara su venta y cuantificar las compras de sal necesarias para le año: 400 fanegas de sal de piedra de la Minglanilla y cien de sal líquida de la Pinilla. La sal era necesaria para el consumo humano, pero, en especial, para los animales. En los datos fiscales que se pide a Villarrobledo asegura ser villa de dos mil vecinos más o menos y treinta mil cabezas de ganado. El veinte de febrero de 1631, la villa reconocerá

otrosi dixeron que en esta villa abrá dos mil vecinos poco más o menos y treynta mil cabezas de ganado, que requieren gasto de sal por ser como es su principal trato y granxería la labor y parece ser necesario hasta ciento cinquenta fanegas de sal de piedra y cinquenta de agua y se haga obligación hasta señor San Juan de junio venidero y de doscientas de sal de piedra y ciento del agua que parece es necesario en el medio año presente.

Muestra de la confusión administrativa de la época es que, en marzo, mientras la villa intentaba evitar la presencia del alcalde mayor de San Clemente para tomar las cuentas de propios y pósitos, el administrador de las salinas de Murcia volvía a solicitar la información de la sal que ya había dado dos meses antes. Para junio se mandará un juez de comisión que ordenará el nombramiento de dos comisarios locales para el acopiamiento de sal y para que se elijan las salinas que han de proveer de sal a la villa (se mantebndrán las de Minglanilla y Pinilla). La venta de la sal se haría con dos estanqueros para la venta al por mayor y varios alhorileros; ahora, quien pone el cupo ya no es la villa, sino el jues nombrado del nuevo impuesto, que eleva el acopio para la villa a 1700 fanegas, cuando la villa a la altura de junio no ha consumido ni la mitad de lo que ella misma había previsto, pues ni los vecinos, pobres, gastan ni los ganados tampoco.

El testimonio expedido por el escribano del ayuntamiento, a petición del licenciado Márquez y con fecha dos de junio:

consta aver en esta villa dos mill ciento sesenta y tres vecinos y setenta hatos de ganado a razón cada uno de quinientas cabezas y que esta villa no se quiere acopiar conforme a las reales órdenes e instrucciones de su magestad, cumpliendo con ellas dixo que debía de dar y dio por acopiados al ayuntamiento, justicia y regimiento desta villa y demás vecinos por el gasto ordinario de cada uno de ellos y sus familias en mill ochenta y una fanegas y media por un año que començará a correr

Al final, la dependencia de Villarrobledo de las salinas de Minglanilla conllevaría que la administación del impuesto de la sal se hiciera por el administrador de las salinas de Cuenca, don Andrés de Godoy. El precio de compra de la sal será a 16 ducados la fanega y su venta al por mayor en los alhoríes o estancos en 191reales (añadidos catorce reales de costes y mermas de traerla). La sal se habría de vender al por menor, a los acopiados, a 44 maravedíes la libra. La corona pretendía sacar de la villa de Villarrobledo por el estanco de la sal alrededor de 31000 reales. Para hacer posible esa cantidad fue necesario que el acopimiento de sal se hiciera casa por casa. Pero la corona también estaba pidiendo ya soldados: quince para la nueva leva de  la dotación de presidios; si bien este primer año (de los seis previstos) el licenciado Ramírez Farina, comisionado para la ocasión, solicitará se señalen arbitrios para costear el importe de los soldados. La villa señalará 500 fanegas del pósito, pero también pedirá un mercado franco un día a la semana y poder echar las yeguas al garañón para poder disponer de mulas y machos para la labor, petición esta última que iba contra los intereses militares de la corona de disponer de caballos para la guerra. Menos creíble parecía aún la idea de sacar 500 fanegas del pósito, cuando a finales de noviembre se decidía sacar 400 fanegas de trigo para panadear dado el estado de necesidad de la villa, a un precio muy barato de seis maravedíes la libra de pan.

A las deudas pasadas, se unía ahora la obligación de pagar 4200 ducados de plata por la compra de la vara de alguacil. La relación de los propios de Villarrobledo empeñados era larga:

  1. La escribanía del ayuntamiento
  2. Rentas de la correduría y almotacenía
  3. Casas del cabildo, pósito y carnicerías, que son en la plaza mayor, dos calles públicas y mesón de Sebastián de Losa Merchante
  4. Casas viejas del ayuntamiento, en que está la audiencia pública, casas del correo mayor, y casas del peso que alindan con la plaza y por las demás partes con la casa y mesón de Sebastián de Losa Merchante.
  5. Tres hornos de cocer pan, uno en la calle del Pedregal, el otro junto al cabildo (o carrillo?) y el otro que llaman de Villasanta (?)
Se decide que todos los maravedíes procedentes de los arbitrios concedidos por la Corona para pagar las deudas reales de la villa (exención, correduría, escribanía y almotacenía, vara de alguacil mayor y guerras de Italia), se ingresen en una única arca y se lleve un libro de contabilidad. 


El contexto de endeudamiento heredado coincidía con pasadas desgracias; este año, la amenaza de una nueva plaga de langosta no llega  a hacerse realidad, y la villa pleiteará por ser librada de la obligación de abastecer a la corte con 1880 fanegas de trigo. En estas crisis sistémicas, el papel del pósito, y su buena administración era fundamental, con adelantos de trigo para panadear en pan cocido hacia el mes de mayo; con el dinero obtenido con este fin se compraba trigo para Nuestra Señora de Agosto a los labradores para almacenar de cara a la siembra del otoño y vender a los labradores más necesitados. El precio del pan cocido estaba ese año a 12 maravedíes la libra (96 libras por fanega de trigo), pero se decide bajarlo a diez maravedíes  y la fanega de trigo que había costado hasta 36 reales se venderá a los panaderos a 25 reales, porque el año 1631 promete una buena cosecha, según se dice el dos de julio: porque la cosecha deste año está ya llegada y por la misericordia de Dios Nuestro Señor es abundante y dentro de quatro días abrá y se sacará trigo nuevo que valdrá y se venderá a muy bajo precio. Cuando el concejo intenta imponer al trigo para el pósito un precio de compra en las eras de 12 reales la fanega, lo tendrá que subir a 15 reales, pero aún así no hay labrador que lo quiera vender. Para intentar llegar a ese precio, se predica con el ejemplo y los grandes hacendados venderán pequeñas partidas de trigo a quince o dieciséis reales (Bartolomé Zorío, Fernando Pacheco, Pedro Lozano Ortiz), mientras se pregona por el pueblo el precio de 15 reales para que se sumen otros labradores.

La villa intentaba ordenar sus deudas y también sus papeles. Comprará cuatro libros para la gestión de su quehacer diario:
  • Libro del pósito
  • Libro de cuentas de propios
  • Libro de asentamiento de hijosdalgo y sus ejecutorias
  • Libro de decretos del ayuntamiento
ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO (1631)

Tuesday, February 18, 2025

VILLARROBLEDO (1630)

 El año 1630, al igual que años anteriores, se presentó con los mismos problemas de antaño sobre el abasto de pan para los vecinos de la villa, pero, esta vez, los panaderos no podían pagar los altos precios del grano. La necesidad de los vecinos era tanta como la de la Corona, que ahora vendía en la villa una hidalguía por cuatro mil ducados al mejor postor. La finalidad: financiar la guerra de Italia. Mientras la corte necesitaba trigo, treinta mil fanegas, que ya no se sacaban de Villarrobledo, sino que la tercera parte, diez mil fanegas, los factores eran los Fúcares y se sacaban de toda la Mancha; Villarrobledo ponía los carros y mulas para el transporte de seiscientas fanegas, y con muchas dificultades, pues no quería tocar las mulas de sus labradores que araban los barbechos ese mes de marzo. Muestra de lo calamitoso de la villa es que solo pudo aportar catorce carros para llevar poco más de doscientas fanegas, menos de la mitad de lo que se le pedía. La villa no podía alimentar a su población, el trigo de su pósito es insuficiente, tal como se reconoce el 14 de abril, pidiendo a labradores y particulares que saquen el grano que guardan en sus cámaras; las peticiones de la corte continúan y esta vez se procede a los embargos de trigo a los labradores y del pósito. La presencia de Francisco Tejada, miembro del Consejo Real y de Juan Álvarez, juez ejecutor, se traduce en registros de los domicilios de los vecinos en busca de trigo. La pretensión es sacar dos mil fanegas; la villa ofrece 430, además de las 300 que se han sacado ya. La cifra coincide con el trigo embargado por Juan Álvarez; como contrapartida, Villarrobledo se ve obligado a comprar trigo fuera de la villa, un total de 500 fanegas a 33 reales que se han de panadear a 10 maravedíes la libra. Pero el nueve de junio se informa de que a 33 reales no se encuentra trigo en la comarca; la villa tendrá que pagar 36 reales por fanega. En un cuarto de siglo el precio del trigo se ha triplicado, mientras que la libra de pan apenas si ha subido un veinte por ciento. Para finales de junio se necesitarán comprar mil quinientas fanegas más; entretanto, el 17 de julio, el ejecutor Juan Álvarez se apresta a confiscar trigo de la nueva cosecha: tres mil fanegas, aunque la villa quiere concertarse en mil novecientas. Constantemente sale a colación la palabra empleada por la propia monarquía, la suavidad de los medios, pero la realidad es muy diferente. El propio concejo villarrobletano nombrará fieles para recoger los diezmos de la iglesia en las mismas eras y cosechas y controlar la producción de unos labradores que venden su trigo fuera de todo control. Pero la villa está exhausta y la necesidad es extrema, en algún momento se hace mención a los 22300 ducados con que la villa ha servido al Rey para la guerra de Italia el año anterior 1629. La corona pide más; en esta ocasión, venderá las varas de alguacil mayor. El agente o factor para la operación será Bartolomé de Spinola y la causalidad, la misma: las guerras de Italia y Flandes. Y la contrapartida, la renovación de los arbitrios en las tiendas de pescado, aceite y frutas establecidos para paga de los 22300 ducados. La villa pagará dos mil ducados por la vara de justicia, pagados por su postulante: el licenciado Juan Romero. A final de año se decide arrendar la dehesa de la Berenguela.

De nuevo, la cosecha del año 1630 fue mala y vino a agudizar los problemas de abasto del año precedente, rompiendo la tendencia de cosechas aceptables de la mitad de la década de los años veinte. 1630 es presentado como una año de esterilidad, azotado por la langosta y la piedra y en el que se espera una gran necesidad. Villarrobledo ha de comprar trigo en Andalucía (donde se puede comprar a la tasa, veintisiete reales la fanega) y comunica a Juan Álvarez que, a pesar de las requisas hechas de grano en los campos, no se ha podido recaudar el trigo solicitado para Madrid, 1900 fanegas. El problema de Villarrobledo es ya un problema que afecta a todo el corregimiento de las diecisiete villas. En agosto, el corregidor de San Clemente es comisionado por el Consejo de Castilla (que, por primera vez, aparece con este nombre) para informar de las cosechas de los últimos diez años en las villas de su partido. Necesidades militares, corrupciones locales y la realidad de la esterilidad de los tiempos han generado un clima de desconfianza y recelo hacia las oligarquías locales por parte de las clases populares que ven los productos básicos de consumo gravados para el pago del servicio de millones. Hasta los segadores deben pagar la octava del vino consumido en la siega y que forma parte de su salario. En este momento, la irredenta Villarrobledo, que se había intentado sacudir el control del gobierno por el corregidor de San Clemente, y ante la intervención directa en sus asuntos locales de los jueces enviados por la corte, ve en el corregidor de San Clemente un defensor de sus intereses y hará del corregidor Diego de Gallo de Avellaneda una apología y ejemplo del buen gobierno con mucha quietud y el partido estar provisto de los mantenimientos y cosas necesarias. Se solicitará la prórroga del mandato del corregidor, mientras la villa sufre nuevos requerimiento de alcaldes de casa y corte, esta vez Juan Quiñones, que pide el envío de cuatrocientos carros a la Solana, para transporte de trigo a la corte. Villarrobledo dice que no tiene tal cantidad de carros, además de que algunos de ellos están ocupados en la conducción de las 1900 fanegas de trigo a la corte y otros tantos en la vendimia y siembra. En este contexto de escasez, la villa se planteará la creación de un mercado franco, algo que sabe es imposible de concretar.


ACTAS DE VILLARROBLEDO (1630)

Friday, February 14, 2025

VILLARROBLEDO (1627)

 Al comenzar 1627, Villarrobledo lo seguía confiando todo a sus campos de cereal. Sus labradores extendían sus cultivos por sus términos y por los pueblos próximos, de tal modo que partían de noche a arar y sembrar tierras distantes a cuatro y cinco leguas de la villa. Es más, se pedía a la iglesia que dejara trabajar a los herreros las tardes de los domingos y fiestas de guardar y que se encendieran los fuegos de las fraguas en días feriados. Las crisis pasadas habían dejado sus huellas y a comienzos de año, tal como mandaba una cédula real, se deberían dar los primeros pasos para establecer a costa de propios o nuevos arbitrios un sistema de beneficencia local para atender a niños huérfanos y desamparados. Sin embargo, la realidad y la tradición podían más: la villa contestará que no hay niños huérfanos o desamparados, pues "caso que aya algunos güerfanos por ser desta villa su principal trato la labor y cría de ganado se acomodan para los dichos ministerios". Si bien se encomendará a un regidor y al cura de la villa se busque casa y medios de los propios para el acomodo de estos niños.

Don Antonio de Narváez Guzmán, capitán de infantería sustituye a Luis Díaz de Navarra como sargento mayor de la gente del milicias del Reino de Murcia y Marquesado de Villena, aunque el nombramiento es de 15 de noviembre de 1625.

Todavía pesaba como una losa pesada el censo de 25000 ducados tomados para la ampliación de término y jurisdicción de Villarrobledo, creemos que en el año 1557. Aunque la villa se había planteado en un principio redimir el censo en ocho mil ducados, la realidad es que la guerra de los morisco en 1570 y los años de esterilidad en esa época lo hicieron imposible. El coste de dicha guerra había supuesto seis mil ducados.



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La fundación del pósito de pobres por don Francisco Pacheco tiene lugar, via testamentaria, en 1580. Deja trescientas fanegas. La administración corresponde sucesivamente a los curas de las villa: doctor Ruiz, doctor Uceda y Torres, y el licenciado Sanvicente. Ahora, con el nuevo cura, Blas de Morales, se le acusa de disponer de las fanegas del pósito en provecho propio (más de 2000 fanegas dadas por el ayuntamiento al pósito).

LA CAPILLA DE LOS LUCAS EN MOTILLA DEL PALANCAR

 Francisco Lucas, cura de Motilla del Palancar, llegaría a ser prior de la Colegiata de Belmonte. En la iglesia de su villa, la de San Gil de Motilla del Palancar, gozaría del beneficio curado desde 1640 y, posteriormente, fundaría capilla propia y familiar, llamada de la Asunción de Nuestra Señora. Las condiciones fueron otorgadas en diversas cláusulas de la escritura de fundación:

  • 1.- Cláusula 15: dotación de la capilla, que era ya capilla antigua, con la mitad de las tierras de su propiedad, que detalla
  • 2.- Dotación de dos servicios perpetuos: "dexó mandada reedificar una capilla en la Yglesia Parrochial de San Gil de la villa de Motilla, que es en el obispado de Cuenca, donde yo nací, la qual queriendo dotar, y queriendo criar e instituir en ella dos servicios perpetuos de clérigos para siempre jamás"
  • 3.- Cláusula 14: "Mando que los bienes y rentas que yo dexo para los dichos servicios y obra pías, y para la fábrica de dicha capilla, sean abidos, tenidos y reputados por bienes temporales, y profanos, y no por bienes eclesiásticos ni espirituales", excluyendo, por tanto, las pretensiones del obispo de Cuenca de cobrar subsidio o rentas decimales de los bienes dotados
  • 4.- En la bula papal que da licencia para la fundación de la capilla, le concede el subsidio de todos los frutos y rentas de cualesquier iglesias parroquiales.
  • 5.- Los bienes no son dejados al patrón o capellanes, sino a la capilla, y de los frutos de estos bienes que son propios de la capilla, se manda que el patrón mande dos clérigos que digan misa, sin tener colación o canónica institución ni autoridad del ordinario.
  • 6.- Deja mil ducados de renta para que se instituyesen en la capilla seis capellanías con carga de ciertos beneficios divinos
  • 7.- Se funda un hospital o cofradía a cargo de un rector y cofrades legos
La licencia papal para la fundación debe corresponder al papa Pío IV, de la rama de los Medicis, cuyas armas figuran en la capilla





Biblioteca de la Universidad de Granada. En el pleyto que V. m. tiene visto entre el estado ecclesiastico destos reynos, y el dean y cabildo de la santa yglesia de Cuenca, cõ los capellanes de la capilla que fundò el prior de Belmonte don Frãcisco Lucas, sita en la yglesia de san Gil de la villa de la Motilla... que los dichos capellanes han de contribuir en la paga del subsidio... A-031-145 (11)


Testamento y capellanía del prior Francisco Lucas han sido publicadas por Julia Toledo y Sebastián Hdez, Luján



Thursday, February 13, 2025

La Mesta y Valera de Yuso

 Diego Carrillo y Alarcón (o Diego Ruiz de Alarcón), señor de Valera de Abajo y La Losa, andaba en 1601 haciendo mestas en su villa. Estas reuniones locales citaban a todos los dueños de ganados locales para entregar las reses mesteñas o mostrencas o encontradas sin dueño conocido. Reunidos los pastores, reconocían las reses si eran de su propiedad en una reunión bajo la autoridad del alcalde ordinario, que se denominaba para esta ocasión como alcalde de corral. El resultado fue que don Diego se hizo con veinte cabezas de ganado caprino y un novillo sin dueño conocido. La Mesta alegó la incapacidad del señor de la villa para hacer estas mestas, mientras que Diego Ruiz de Alarcón alegaba derechos inmemoriales. Obtendría sentencia favorable a 14 de febrero de 1602, ratificada el cuatro de septiembre y confirmada el 22 de noviembre. Se reconocía a don Diego Ruiz de Alarcón la posibilidad de hacer dos mestas al año, para San Pedro y para San Miguel.

Don Diego Ruiz de Alarcón obtendría ejecutoria de la Chancillería de Granada con fecha 15 de enero de 1603.


Biblioteca de la Universidad de Granada, Fondo Antiguo, caja C-70 (6)

Wednesday, February 12, 2025

VILLARROBLEDO (1626)

 Si el año 1625 había acabado con con el reclutamiento de 300 hombres, 1626 comenzará con la concesión de arbitrios para armar a estos soldados. Sabemos que esta leva viene directamente del Consejo de Guerra por carta de Diego de Toledo y Guzmán, ordenando levantar seis mil soldados. Villarrobledo sacará 1000 ducados del pósito, amén de arrendar para pasto sus dehesas con la entrada de nuevas cabezas de ganado caprino. La villa, por otra parte, estaba decidida a acabar con el pleito con don Alonso Muñoz de Oropesa por las tierras que tenía ocupadas por impago de su censo al que estaban hipotecadas, para lo cual pagaría la cantidad adeudada.

La composición de los regidores del ayuntamiento nos dan a entender la entrada sucesiva de labradores ricos al gobierno de la villa, como, también, el excusado mayor y menor obrero en el pago de las rentas decimales (es decir, los dos mayores hacendados cuyas rentas decimales iban directamente a la corona), que era en sendos casos Andrés Romero Díaz. Este patriciado de labradores veía mal la intromisión del corregidor de San Clemente, que seguía actuando por comisión del Real Consejo, y entendiendo en cierta querella criminal del capitán Diego Muñoz de la Calera contra Alonso Morcillo o el alcance resultante de la administración del pósito contra Alonso Roldán y sus fiadores (40000 reales). El corregidor Castrillo Guzmán también estaba comisionado para entender en la administración de los mil ducados concedidos para armar los soldados. A pesar de los deseos de exención del corregimiento de Villarrobledo, la realidad era que la política centralizadora de la corona y el conde duque de Olivares confiaba en la institución del corregidor para llevarla a cabo, desconfiando de los concejos y sus élites locales. El corregidor ya ni siquiera intervenía directamente o a través de su alcalde mayor, sino que delegaba en abogados y juristas como el licenciado Rodrigo Cantos. Las intervenciones del corregidor aprovechaban las propias desavenencias entre las élites villarrobletanas: Romero, Roldán, Moragón, Morcillo,... concretamente fueron los Morcillo el caballo de Troya para las intervenciones del corregidor de San Clemente, que, en las cuentas que había tomado en 1623 de los últimos veinte años había destapado numerosas irregularidades en la administración del pósito y los propios y castigado con elevadas penas a los principales de la villa.

Las intromisiones de San Clemente eran paralelas en el campo militar. Cansado de las largas del concejo villarrobletano en disponer de su compañía de cien soldados, el marqués de los Vélez, adelantado del Reino de Murcia, cometía al capitán sanclementino Pedro de Valenzuela para intervenir en la compañía militar de Villarrobledo y su armamento, amparándose en sendas cédulas de 27 de diciembre de 1625. Ahora el distrito militar a cargo del marqués de los Vélez, que tenía como cometido defender las costas de los ataques berberiscos, se ampliaba del Reino de Murcia y Marquesado de Villena hasta el arcedianato de Alcaraz y Campo de Montiel. La política centralizadora del conde duque de Olivares daba sus primeras señales en estos territorios. En octubre, se pide de nuevo tener aprestados los soldados ante la amenaza de ochenta navíos armados de Inglaterra y Holanda. Poco antes se había alojado en la villa una compañía de ciento setenta infantes.

Si el río Córcoles apenas si daba problemas a Villarrobledo, sí que los daba a sus vecinos de Socuéllamos. Río de carácter endorreico que desaparecía prácticamente en Socuéllamos, se hacía visible y de forma catastrófica con grandes avenidas en época de lluvias. Así se quejarán los de Socuéllamos:

los grandes daños que el agua del río Córcoles les ha hecho y hace destruyendo y anegando la dicha villa y causando grandes enfermedades sin que estos daños se ayan podido reparar. 

Para remediar estas avenidas, se proponía: tomar el agua del dicho río por el molino que llaman de los árboles  que está en esta jurisdición y hecharlo por otra parte

Este año de 1626, los problemas de abasto de pan continuaban para la villa y ese hablaba de esterilidad en dicho año. El regidor Pedro de Montoya pedía que el pan estaba a siete maravedíes la libra y con riesgo de subir su precio, mientras que en el pósito de la villa, negando el fin para el que había sido creado, se acumulaba mucha cantidad de trigo de años atrás, que, ahora, se pedía se panease en pan cocido para las necesidades de los vecinos. La razón era otra, sin embargo: que de causa de las grandes aguas del invierno pasado se moxó mucha parte del trigo de lo que tenía en sus cámaras (el pósito) de lo que tenía en sus cámaras y graneros




IGLESIA DE EL PROVENCIO
"Mandose dar licencia a la villa de El Provenzio para sacar piedra de la juridición (de Villarrobledo) para la fábrica de la iglesia de la dicha villa del Provenzio por su carta que se pide se vido (19 de enero de 1626)"


ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO DEL AÑO 1626