El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

jueves, 26 de diciembre de 2024

El Cañavate en 1602

 La elección de Francisco Lomas como alcalde ordinario de El Cañavate por el estado de los hijosdalgo provocó el rechazo en el pueblo, en especial, el de Francisco López del Cañavate y otros labradores. Los hidalgos cañavateros habían ganado ejecutoria para reservarse la mitad de los oficios concejiles, que se elegían el día de Año Nuevo, pero, ahora, las aspiraciones de Francisco Lomas y Vera, de una vieja familia de criados de los Pacheco, iban más allá, pretendiendo el primer asiento en las reuniones del concejo, la misa mayor de la iglesia y presidir las procesiones en el pueblo.

El Cañavate nunca había aceptado la intromisión de los hidalgos en los oficios públicos y mucho menos que el alcalde ordinario por los labradores, este año de 1602 Jorge Pérez, ocupara un segundo lugar frente a Francisco de Lomas. Hemos de decir, que durante este tiempo ocupaba el oficio de regidor de las diecisiete villas Antonio López de Calatayud, bajo cuyo mandato se asiste un proceso de ennoblecimiento y reconocimiento social de los hidalgos en estas sociedades rurales. Lo hemos visto con los Ortega en San Clemente y ahora lo vemos con los Lomas en El Cañavate. La familia Lomas contaba con el apoyo de la familia Ortega en El Cañavate y, en concreto, de Gabriel de Ortega y Montoya. El hecho de que el corregidor se entrometiera en estos asuntos, dando preferencia al alcalde de los hijosdalgo para sentarse el primero a la derecha en los actos públicos, en la iglesia, procesiones o que su firma fuera la primera en los documentos fue muy mal visto en una villa con tradición pechera, donde tal como se decía "sin ninguna distinción de mano derecha  ni izquierda". Si bien, la vieja república de labradores gozaba de pocas simpatías últimamente por la presión fiscal y por la decisión de su ayuntamiento de repartir doscientos ducados entre sus vecinos para pagar los pleitos en los que estaba envuelta la villa.

Tampoco es que el estado de los labradores fuera favorable a una república igualitaria, pues se decía que el temor a ruidos, altercados y otras cuestiones que se pudieran derivar vendrían de la marginación de hombres que, aun perteneciendo al estado llano, eran los más ricos del pueblo. Nada que envidiar a los hidalgos, algunos de los cuales se veían obligados a trabajar y, es más, "a cavar por su jornal". El grupo formado por Jorge Pérez, Diego Martínez Cañavate y Sebastián del Río eran los labradores ricos del pueblo que, de hecho, dominaban la vida municipal. Controlando al alguacil y escribano del ayuntamiento habían dejado sin valor los autos que pudiera dictar el alcalde de los hijodalgo, procurando su marginalidad.

Recurrido a la Chancillería de Granada, la preeminencias de Francisco de Lomas sería restauradas

Concejo de 4 de marzo de 1602: pecheros

Jorge Pérez, alcalde ordinario

Diego García de Plaza, Sebastián del Río, Diego Martínez Cañavate, regidores


ACHGR, pleitos, C 5058-6

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