María Rosillo, era natural de Santa María del Campo, estaba casada con don Miguel de Ortega, vecino de San Clemente. Era mujer de carácter, pero su vida en San Clemente no fue fácil. Su marido estaba enfrentado, más bien habría que decir, enemistad visceral, con Francisco del Castillo e Inestrosa, y estas diferencias las sufriría la propia María Rosillo, cuyos ancestros eran originarios de San Clemente y su aldea de Vara del Rey. Así, la descendiente de Juan Rosillo, el reductor del Marquesado de Villena, sería acusada de tener sangre mora. Se le relacionaba con Hernando Sanclemente, un regidor sanclementino de comienzos de siglo que había sido quemado por moro y apóstata y de otro moro conocido por Macacho.
Sin embargo, doña María era hija de hijodalgo, don Cristóbal Rosillo, que había sido alcalde de la villa por este estado, y podía exhibir muchos actos positivos, entre ellos que un primo hermano suyo, el doctor Pedro García de Campos, era colegial mayor en la Universidad de Alcalá, donde estaban vigentes los estatutos de limpieza de sangre (otros, estaban obligados a estudiar en Salamanca, donde no tenían que responder por su sangre judía o pasado converso). Además tenía otros dos primos hermanos familiares de la Inquisición, Miguel Galindo de Campos, en Santa María del Campo, y Juan de Mena Ortiz, en Las Pedroñeras. La misma María Rosillo había pasado por dos pruebas de limpieza de sangre, como mujer y madre de Miguel y Diego de Ortega, que aspiraban a una familiatura del Santo Oficio. Ambos se investirían con el título de familia, a pesar de las trabas para empatar el proceso de Francisco del Castillo, que trajo a colación algunos matrimonios no muy limpios y cuando los Ortega andaban de críos a pedradas con los oficiales de la Inquisición.
No obstante, la acusación más grave contra María Rosillo es que su hijo Diego de Ortega había mudado de bisabuela para obtener el título de familiar. Es decir, la abuela de doña María Rosillo había sido permutada por otra. Quien traía a colación estas acusaciones era don Francisco de Alarcón Fajardo, vecino de San Clemente, aunque la acusación venía de treinta años atrás, con motivo del expediente de limpieza de sangre del mencionado Diego de Ortega. Los acusados eran Diego del Castillo e Inestrosa, Pedro González de Tébar y Pablo Cuenca. Pero los papeles acusatorios que estaban en el oficio de este último se habían perdido o, pasados ya treinta años, nadie quería saber nada de ellos. Pero la acusación era muy grave, pues el sambenito de Hernando Sanclemente, quemado en 1517, colgaba en la iglesia parroquial de San Clemente.
María Rosillo de Mendoza era hija de Cristóbal Rosillo, alcalde de los hijosdalgo en varias ocasiones en Santa María del Campo. Del papel protagonista de los Rosillo, como defensores de la causa real, en los tumultos de la década de los ochenta del siglo anterior ya se ha hablado.
ANEXO I: Testigos a favor de la limpieza de sangre de María Rosillo en Santa María del Campo Rus en 1641
Don Fernando Ruiz de Alarcón, caballero del hábito de Santiago y señor de la villa, 63 años.
Licenciado Francisco de Mendiola, cura de la villa reservativo, 87 años.
Miguel López de Alarcón, notario del Santo Oficio, 51 años
Don Rodrigo de Ortega, 40 años.
Jerónimo Rubio, 64 años
Jerónimo de Toro Ramírez, 70 años
Juan de Mendiola Ramírez, 61 años
Licenciado Pedro Sánchez de Villamayor, 57 años
Licenciado Juan de Toro Ramírez, 66 años
Licenciado Fernando Gallego Patiño, 71 años
Juan García, 65 años
Juan Ruiz de la Fuente, 66 años
Juan Rubio Carralero, 65 años
Francisco Rubio, 74 años
Jerónimo Galindo, 61 años
Francisco de Chaves, alguacil mayor de la villa, 65 años
Juan Herranz Fromista, 58 años
Jerónimo Patiño, 51 años
Nicolás Martínez Patiño, 72 años
Esteban Rubio, escribano, 51 años
Licenciado Gil García de Campos, 63 años
Francisco de la Solana, 70 años
Pedro Rubio Carralero, 61 años
Miguel Ruiz, 54 años
Martín López de la Torre, 60 años
Domingo Sánchez de Rus, 78 años
Juan de Castro, 75 años
Blas Martínez Bermejo, 81 años
Martín Blanco Muñoz, escribano del ayuntamiento, 56 años
Antonio de Villagarcía y Salas, 70 años
Pedro Pérez, 65 años
Andrés de Vieco, 50 años
Juan de Castro, 64 años
Bachiller Blas Martínez, prebítero, 58 años
Diego Esteban Rubiales, 70 años
Pedro Cano, 70 años
Alejo Martínez, 70 años
Miguel Saiz Jareño, 77 años
Juan Herrainz Patiño, 56 años
Alonso de la Casa, 60 años
Jerónimo de Toro el mozo, 50 años
Juan Rubio Agraz, 58 años
Miguel Redondo Marzo, 67 años
Juan de Requena Galindo, 37 años
Juan de Alarcón, 66 años
Alonso Nieto, 64 años
Pedro Esteban, 66 años
Juan de Castro Gómez, 58 años
Tomé de Vita, 75 años
Licenciado García González de Arrieta, médico, 65 años
Archivo Histórico Nacional, OM-CABALLEROS_SANTIAGO, Exp. 6009. Ortega Guerrero, Diego de. 1640
Sin embargo, doña María era hija de hijodalgo, don Cristóbal Rosillo, que había sido alcalde de la villa por este estado, y podía exhibir muchos actos positivos, entre ellos que un primo hermano suyo, el doctor Pedro García de Campos, era colegial mayor en la Universidad de Alcalá, donde estaban vigentes los estatutos de limpieza de sangre (otros, estaban obligados a estudiar en Salamanca, donde no tenían que responder por su sangre judía o pasado converso). Además tenía otros dos primos hermanos familiares de la Inquisición, Miguel Galindo de Campos, en Santa María del Campo, y Juan de Mena Ortiz, en Las Pedroñeras. La misma María Rosillo había pasado por dos pruebas de limpieza de sangre, como mujer y madre de Miguel y Diego de Ortega, que aspiraban a una familiatura del Santo Oficio. Ambos se investirían con el título de familia, a pesar de las trabas para empatar el proceso de Francisco del Castillo, que trajo a colación algunos matrimonios no muy limpios y cuando los Ortega andaban de críos a pedradas con los oficiales de la Inquisición.
No obstante, la acusación más grave contra María Rosillo es que su hijo Diego de Ortega había mudado de bisabuela para obtener el título de familiar. Es decir, la abuela de doña María Rosillo había sido permutada por otra. Quien traía a colación estas acusaciones era don Francisco de Alarcón Fajardo, vecino de San Clemente, aunque la acusación venía de treinta años atrás, con motivo del expediente de limpieza de sangre del mencionado Diego de Ortega. Los acusados eran Diego del Castillo e Inestrosa, Pedro González de Tébar y Pablo Cuenca. Pero los papeles acusatorios que estaban en el oficio de este último se habían perdido o, pasados ya treinta años, nadie quería saber nada de ellos. Pero la acusación era muy grave, pues el sambenito de Hernando Sanclemente, quemado en 1517, colgaba en la iglesia parroquial de San Clemente.
María Rosillo de Mendoza era hija de Cristóbal Rosillo, alcalde de los hijosdalgo en varias ocasiones en Santa María del Campo. Del papel protagonista de los Rosillo, como defensores de la causa real, en los tumultos de la década de los ochenta del siglo anterior ya se ha hablado.
ANEXO I: Testigos a favor de la limpieza de sangre de María Rosillo en Santa María del Campo Rus en 1641
Don Fernando Ruiz de Alarcón, caballero del hábito de Santiago y señor de la villa, 63 años.
Licenciado Francisco de Mendiola, cura de la villa reservativo, 87 años.
Miguel López de Alarcón, notario del Santo Oficio, 51 años
Don Rodrigo de Ortega, 40 años.
Jerónimo Rubio, 64 años
Jerónimo de Toro Ramírez, 70 años
Juan de Mendiola Ramírez, 61 años
Licenciado Pedro Sánchez de Villamayor, 57 años
Licenciado Juan de Toro Ramírez, 66 años
Licenciado Fernando Gallego Patiño, 71 años
Juan García, 65 años
Juan Ruiz de la Fuente, 66 años
Juan Rubio Carralero, 65 años
Francisco Rubio, 74 años
Jerónimo Galindo, 61 años
Francisco de Chaves, alguacil mayor de la villa, 65 años
Juan Herranz Fromista, 58 años
Jerónimo Patiño, 51 años
Nicolás Martínez Patiño, 72 años
Esteban Rubio, escribano, 51 años
Licenciado Gil García de Campos, 63 años
Francisco de la Solana, 70 años
Pedro Rubio Carralero, 61 años
Miguel Ruiz, 54 años
Martín López de la Torre, 60 años
Domingo Sánchez de Rus, 78 años
Juan de Castro, 75 años
Blas Martínez Bermejo, 81 años
Martín Blanco Muñoz, escribano del ayuntamiento, 56 años
Antonio de Villagarcía y Salas, 70 años
Pedro Pérez, 65 años
Andrés de Vieco, 50 años
Juan de Castro, 64 años
Bachiller Blas Martínez, prebítero, 58 años
Diego Esteban Rubiales, 70 años
Pedro Cano, 70 años
Alejo Martínez, 70 años
Miguel Saiz Jareño, 77 años
Juan Herrainz Patiño, 56 años
Alonso de la Casa, 60 años
Jerónimo de Toro el mozo, 50 años
Juan Rubio Agraz, 58 años
Miguel Redondo Marzo, 67 años
Juan de Requena Galindo, 37 años
Juan de Alarcón, 66 años
Alonso Nieto, 64 años
Pedro Esteban, 66 años
Juan de Castro Gómez, 58 años
Tomé de Vita, 75 años
Licenciado García González de Arrieta, médico, 65 años
Archivo Histórico Nacional, OM-CABALLEROS_SANTIAGO, Exp. 6009. Ortega Guerrero, Diego de. 1640
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