Fotografía: Juan Pérez Pinilla
La concordia entre El Peral y Villanueva de la Jara vino tras los
enfrentamientos de 1484 entre ambos pueblos, que aún sería recordados noventa
años después en las Relaciones Topográficas. Tal concordia era sentencia de
juez arbitro, para el caso el gobernador del marquesado de Villena, el
comendador Pedro de Vaca. El capítulo de mayor fricción en el futuro sería el
censo anual de 500 maravedíes que El Peral debía pagar a Villanueva de la Jara,
aunque otro de los capítulos que causaría también conflictos sería el
incumplimiento de la obligación entre las partes de hacer saber la una a la
otra los momentos de desvedamiento de los aprovechamientos comunales, entre
ellos, la derrota de la grana.
En la década de los treinta, El Peral sufría la presión de su
vecino. Veía negado el acceso a la recogida de grana y trataba de cobrar
repartimientos de tributos a los vecinos de la Jara que tenían propiedades en
sus términos. Era la pescadilla que se comía la cola; El Peral era un pueblo
pobre en recursos y bienes propios y obligado a repartir contribuciones entre
sus vecinos para cualquier obra pública, pero los pleitos con Villanueva
consumían sus recursos. A la altura de 1534 se veía obligado a un plantar un nuevo
repartimiento de 20.000 maravedíes para sufragar los gastos de los contenciosos
iniciados con los pueblos vecinos, aunque finalmente solo obtendría licencia
para un repartimiento de diez mil maravedíes. Aunque El Peral ganó sentencia
favorable del alcalde mayor Ordoñez en agosto de 1533, posteriormente, en mayo
de 1538, la Chancillería de Granada se pronunciaría a favor de Villanueva de la
Jara.
Las diferencias se habían iniciado en 1532 cuando los jareños habían
pregonado la derrota o “deviedo o desvieda de la grana” (tal como se decía en
la época) en la plaza pública de su pueblo, pero sin dar noticia a El Peral,
que llegó tarde a la recogida. El Peral recordó el incumplimiento de la
concordia de 1484 y exigió 5000 maravedíes de pena según marcaban los capítulos
de la mencionada concordia. El siguiente paso, fue tomar prendas de las propiedades
jareñas por ese valor y no restituirlas a pesar de sentencia contraria de la
Chancillería. Las prendas se sacaron del embargo de cincuenta y cinco carneros
propiedad de un vecino de Villanueva, llamado Aparicio de la Motilla.
Contra lo que pasa por voz pública y fama, relativo a la
dependencia de Villanueva de la Jara, junto a San Clemente y Albacete, al
señorío de la emperatriz Isabel como una época dorada, la verdad era distinta. Las
villas de realengo como El Peral aprovecharon la actitud partidaria y favorable
de la justicia del marquesado, sus gobernadores y alcaldes, para imponer unas
condiciones ventajosas. Villanueva no tuvo más remedio que llevar los contenciosos
a la Chancillería, pues el corregidor de la emperatriz, licenciado Gudiel de
Corbatos, se inhibía.
Concejo de Villanueva de la Jara, 12 de abril de 1524
Pedro García de Villanueva y Juan de Monteagudo, alcaldes
Diego López y Clemeinte Pardo, regidores
Martín García, alguacil
Pedro el Royo, Martín Sanz del Atalaya, Alonso de Ruipérez y
Martín García
Testigos: García el viejo, Alonso García de San Clemente, Lorenzo
Borgoñés lencero, Alonso Romo corredor
Alonso García, escribano.
Concejo de Villanueva de la Jara de 20 de febrero de 1533
Pedro de Moneagudo y Miguel Mateo, alcaldes
Bachiller González, Pedro García, Juan Saiz de Ruispérez,
regidores
Clemente Pardo, Alonso de Ruipérez, Ginés de Mondéjar, diputados
Sebastián Clemeinte, escribano del ayuntamiento
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA, PLEITOS, 5332-2
No hay comentarios:
Publicar un comentario