En 1794, varias tierras incultas de Barchín, Piqueras y Gabaldón se hallaban sujetas y vinculadas a una capellanía de la que disfrutaba el cura de Navalón y, que hasta entonces se venían utilizando como carboneras aprovechando la leña del monte. A estas tierras se unían las correspondientes a la capellanía la había fundado don Álvaro González y que disfrutaba un clérigo de tonsura de Almodóvar del Pinar y otras tierras de varios propietarios en régimen de propiedad libre. Ahora se pretendía que estas tierras pudieran ser roturadas y laboradas para cultivar trigo, pidiendo licencia al Consejo de Castilla. Se motivaba la petición en la escasez de tierras para la labor en Barchín. Las nuevas tierras que se pretendían cultivar estaban en la aldea de Alcol y eran tierras de pinares rodenos y alguna carrasca, poco aprovechables para la madera y destinadas a carboneras; eran tierras de hábitat para lobos y otros "animales nocivos", donde apenas si había espacio para algunos claros sembrados de trigo de poca calidad, pues "no se aireaba".
A la hora de pronunciarse el Consejo de Castilla buscó la referencia de un auto anterior sobre el monte de Belmontejo, que las monjas de la Concepción francisca de Cuenca, junto a otros propietarios, quería roturar para cultivo. Entonces, el 11 de noviembre de 1786, se decidió que, a pesar del estado de abandono del monte, siguiera con su uso tradicional de carbon para proveer a la corte. Es más, se hizo extensiva esta sentencia a cuantos montes hubiera en similar situación en la provincia de Cuenca: entre ellos, el de Barchín, NO obstante, en la provincia de Cuenca había una sentencia en sentido contrario ganada por el concejo de Fresneda en 1765, en la que se apoyarán los peticionarios para que el Consejo de Castilla les diese licencia el 10 de mayo de 1797 para roturar estas tierras, licencia condicionada a no cortar aquellos pinos más medrados.
AHN. CONSEJOS, 3171, EXP. 9
No comments:
Post a Comment