Pieter Aertsen. Mercado. 1550. Pinacoteca Munich |
Los primeros datos de sus negocios laneros en el Archivo de San Clemente datan de 1637, con sendas operaciones de venta a un vecino de Vara de Rey y a uno de los primeros moradores de Casas de Fernando Alonso, un tal Lorenzo de Andújar. Citamos en especial esta última venta porque ese año de 1637 aparecen los primeros moradores de Fernando Alonso realizando transacciones económicas. Que la aldea de Casas de Fernando Alonso se desarrolló en sus comienzos en torno a la actividad de los jesuitas poseedores de la finca de las Cruces es algo constatado. Ese mismo año tenemos otra escritura de obligación de compra de cebada y trigo por otro morador de esa aldea, Hernán Sánchez, a favor de Mateo Muñoz, rector del colegio de la Compañía de Jesús.
Pero nos interesa aquí una operación consultada hace ya veinte años y que hoy tenemos dificultad por referenciar la ubicación del documento en el archivo histórico. La transacción que a continuación presentaremos nos sirve para aventurar, reconocemos que de un modo un tanto arriesgado, el papel de la villa de San Clemente y su feria de septiembre como lugar de encuentro comercial y, esta es nuestra hipótesis, financiero de la comarca. La feria anual de 14 de septiembre se nos presenta así como el lugar y fecha elegidos para los pagos pendientes de las transacciones que se habían realizado unos meses antes.
El mes de julio de 1654, una fecha en la que las transacciones económicas habían debido declinar, dos vecinos de Valdeganga, lugar de la jurisdicción de Cuenca, se hallan presentes en la villa de San Clemente para concretar la compra de una partida de lana al cura don Juan Gregorio Santos. Por la escritura de obligación, fechada el 10 de julio, hemos de suponer que estos dos vecinos, llamados Francisco Calleja y Francisco Valera, desempeñaban el papel de simples regatones, es decir, intermediarios que deambulando por los diversos pueblos realizaban la compra de lana para ponerla en manos de tratantes de mayor peso. En esta escritura el negocio que se trata es la compra de una partida de lana al mencionado cura, de la que se pospone una parte del pago de la operación, 232 reales de vellón, al mes de septiembre, sin duda esperando disponer los dichos regatones de liquidez una vez revendida la lana.
los quales dichos ducientos y treinta y cinco reales le daremos y pagaremos para el día catorce de setiembre feria de esta villa de este presente año de la fecha desta escritura con las costas de la cobrança y si para el dicho día y plaço no pagare a la persona que en ella entendiere quatrocientos maravedís de salario en cada un día de los que en ella se ocupare con más los de la yda y buelta a esta uilla por los quales se nos pueda executar y execute como por la deuda principal
La feria del catorce de septiembre se convirtió en feria franca de tres días por privilegio concedido por Felipe V el 21 de agosto de 1708 a la villa de San Clemente por su contribución a la Guerra de Sucesión. Pero aparte de la novedad de no pagar alcabala, la feria, tal como aportó don Diego Torrente con el estudio de las actas municipales (1), se venía celebrando desde mediados del siglo XVI (y seguramente antes). Las relaciones Topográficas constatan la regularidad de su celebración todos los años con una duración de seis días a partir de la festividad de la Vera Cruz. Aunque los derechos e impuestos eran moderados, se gravaban especialmente las ventas de mercaderías por los extranjeros, que debían pagar un real de alcabala. Además era fuente de ingresos para el propio municipio que exigía medio real de cada millar de lo compraren en concepto de renta de la correduría.
La feria del 14 de septiembre debió suponer un acicate para el desarrollo económico de la vida de San Clemente. Ese día de la Vera Cruz, se celebraba además una de las festividades más importantes del pueblo con una misa y procesión solemnes de cofrades de la cofradía de los Cuatro Evangelistas y Vera Cruz. Las representaciones religiosas unidas a las transacciones comerciales, y financieras, de la feria hacían de la fecha un día grande para el pueblo. No hemos de obviar que la feria coincidía con los inicios de la primera actividad económica de la villa: la vendimia.
Hemos de pensar, tomando el ejemplo de la obligación citada, las numerosas transacciones que se contraían y cerraban ese día, que haría de la feria de la villa de San Clemente el centro económico de la comarca, donde además de las transacciones diarias de compraventa se cerraban otras operaciones de carácter financiero en las que se saldaban deudas contraídas en operaciones de meses anteriores y los intereses con que se gravaban, tal como hemos visto en el anterior párrafo transcrito. El valor de esta feria para el desarrollo del pueblo y posiblemente para desvelar la existencia de una pequeña Medina del Campo a nivel comarcal está por descubrir en las múltiples transacciones que recogen los protocolos notariales.
(1)TORRENTE PÉREZ, Diego: Documentos para la Historia de San Clemente. Tomo II. 1975. pp. 211-214
FUENTES:
AMSC. (sin localizar), Escritura de obligación a favor de Juan Gregorio Santos de una venta de una partida de lana a dos vecinos de Valdeganga. 1654
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