El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

miércoles, 6 de enero de 2016

Visitas de escribanías de San Clemente y partido: 1653 y 1694

Los escribanos de la villa de San Clemente y su partido estaban sometidos a visitas o inspecciones para comprobar el estado en que guardaban sus papeles. Se conservan en el Archivo Histórico Nacional las visitas de 1653, 1675 y 1694. Gracias a ellas podemos hacernos una idea de los escribanos existentes en las diferentes villas del partido de San Clemente y la conservación de los registros de escrituras en sus oficios.

La visita de 1653 nos permite saber que en el periodo de 1642 a 1653 actuaban en la villa de San Clemente actuaban tres o cuatros escribanos del número, a pesar que gozaba de privilegio para tener  once escribanos reales, un escribano de comisiones y órdenes, ejercido por Diego Ruiz de Alarcón y José Felipe de Ávalos, un escribano de millones, Esteban de Herreros, y dos escribanos del ayuntamiento, uno de los cuales de la familia Sevillano acumulaba la escribanía de rentas reales del marquesado de Villena. La escribanía del ayuntamiento la ejercían Diego de Llanos y Juan Sevillano, que habían sucedido en el oficio a los fallecidos Bartolomé de Atienza y Miguel Sevillano.

Por aquel año de 1653 se hizo una relación de las villas y lugares existentes en el partido dotados de escribanías. Las villas eran veintiuna: San Clemente, La Alberca, Vara de Rey, Sisante, Atalaya de Cañavate, Cañavate, Villarrobledo, Las Mesas, Las Pedroñeras, El Pedernoso, Villanueva de la Jara, Quintanar, Tarazona, El Peral, Madrigueras, Casasimarro, Iniesta, Puebla de San Salvador, Minglanilla, Motilla, Barchín. A estas villas había que añadir las aldeas de Motilla, Gil García y Gabaldón, y de Iniesta, Herrumblar y Ledaña.

Se les pidió a los escribanos que exhibieran el registro de escrituras de sus protocolos y libro de conocimientos de las causas judiciales pasadas ante su oficio. Juan Guijarro, escribano del número, dio la siguiente relación: registro y protocolo de escrituras ordenadas cronológicamente, libro de escrituras de 1644 a 1651 relacionando la entrega de presos entre los alcaides de la cárcel, un legajo de causas civiles y en apelación. un legajo de diferentes pleitos, otro de causas criminales y por último un legajo de pleitos ejecutivos. Alegaba no tener libros de conocimientos.

Diego de Llanos, escribano del ayuntamiento, además del registro de escrituras, presentó un legajo de cuentas del caudal del pósito en nueve cuadernos anuales que iban de 1643 a 1652, otro legajo de cuentas de los propios del concejo y sí decía tener libro de conocimientos.

Juan Sevillano, hijo del escribano y regidor Miguel Sevillano, aunaba en su persona las escribanías del ayuntamiento y rentas reales, presentó el registro de escrituras, unía en un mismo legajo las causas civiles y criminales, mantenía diferenciado el legajo de pleitos ejecutivos del pósito y contaba con un libro de hacimiento de rentas y abastos y disponía de libro de conocimientos. Cuando es requerido para entregar los libros de acuerdos de la villa contesta que los tiene la villa en su archivo.

Juan Castañeda era escribano del número de San Clemente y de comisiones del partido, mantenía la tradicional división entre registro de escrituras y los diferentes tipos de pleitos, añadiendo un cuadernos de denunciaciones. Disponía de dos cuadernillos de conocimientos de pleitos hechos por los procuradores. La misma disposición de papeles tenían Pedro de Alarcón y Ginés Sánchez de Olivares, escribanos del número.

Esteban de los Herreros era escribano del número y de millones. Este carácter fiscal se traducía en la singularidad de la documentación: un legajo de arrendamiento y posturas de millones y cuentas en once cuadernillos, legajos de aforos de vino, cuaderno de relaciones de los valores de sisas de millones del partido, cuaderno de posturas de sisas de millones, legajo en cuadernillo de testimonios de las sisas de millones, un cuadernillo de repartimientos del servicio de millones a los vecinos de San Clemente y legajillo de testimonios de las sisas remitidos a esta villa por las del partido de la moneda que halló por registro y en arcas de nuevo resello.

La residencia de escribanos continuó en el resto de villas del partido. Los diferentes escribanos mantenían la diferenciación de registros de escrituras y los pleitos divididos en civiles, con la singularidad de las particiones, ejecutivos y criminales. Añadían cuando eran escribanos de sus ayuntamientos libros de cuentas y posturas de ramos arrendables. Citaremos algunos de los escribanos residenciados: Simón Díaz de Castro, escribano del número y ayuntamiento de Vara de Rey, Ginés de Ojeda, escribano del número, del ayuntamiento y de alcabalas de la misma villa, Francisco Sáez Valverde, escribano del número de Cañavate, Esteban Villora, escribano del número y ayuntamiento de La Alberca, Gregorio del Castillo y José Jareño, escribanos de Sisante, ambos del número y el primero del ayuntamiento, y Francisco de Cantos, escribano del número y ayuntamiento de Tarazona.

Las visitas a escribanos tenían una periodicidad de diez años, tal como se reconocía en la visita de 1693:
       estando preuenido por leies del Reino que de diez en diez años se despachen las visitas de escriuanos y por condición expresa de millones el que hubiesen de despachar siempre por el tiempo dispuesto por dichas leies sin que por causa ni razón alguna dejasen de ser visitados los dichos escribanos por fin de diziembre del año pasado de mill seiscientos y nouenta y dos hauían cumplido porque las últimas visitas fueron desde primero de enero de mill seiscientos y sesenta y tres hasta fin de diciembre de mill seiscientos setenta y dos....

Al no haberse realizado la residencia correspondiente a 1683, la visita de 1693 se hizo para los años 1673 a 1692. La comisión judicial para esta visita estaba compuesta por Tomás Alfonso de Morales, juez visitador, el alguacil Diego de Argandoña y el escribano Juan Serrano Simón. De nuevo se pidió a los escribanos que exhibieran los inventarios de registros, escrituras, pleitos, causas y demás autos que hubieran pasado ante ellos y entregados por otros escribanos, los libros de conocimientos y los recibos de pleitos. El resultado final de la visita fue la confección de un Cuaderno de autos generales (relación de papeles en las escribanías, relación de escribanos, fianzas, tasación de costas, ...), de un cuaderno de información sumaria de pesquisa secreta con 179 preguntas a la que respondían los vecinos principales de cada villa y un cuaderno de los autos obrados de oficio contra los diferentes escribanos de San Clemente y pueblos de su partido.

Sabemos que San Clemente seguía contando con un número inflado de escribanos hasta un total de quince: Pedro Sánchez Villamayor, Alonso de Ojeda, que lo era también del ayuntamiento, Pedro Muñoz Horcajada, Manuel López Chicano, Pedro Montón y Abarca, Julián Herraiz, Antonio Dávalos Llanos, Juan Parreño, también de millones, Felipe Antonio de la Torre, José Antonio Muñoz, Juan Muñoz Horcajada, Gregorio Gabaldón Palacios, Pedro de Losa Haro, Manuel Muñoz Ángel y el escribano real Pedro García Alarcón.
Villanueva de la Jara contaba con la mitad de escribanos que San Clemente: Juan Lorenzo, Martín García Gabaldón, Martín Cañavate, José Cañavate, Rodrigo Carpintero, Juan García Espada y Alonso de Alarcón. Conocemos los escribanos existentes en otras villas; en Iniesta, Motilla y Quintanar, había en cada una tres escribanos del número; dos, en Barchín del Hoyo y Madrigueras y uno en Gabaldón, El Peral, Gil García, Casasimarro y el Pedernoso. Llama la atención de escribanos específicos en villas menores; Tarazona tenía a Ginés Lozano como escribano de millones y comisiones y Motilla contaba con Manuel Gómez, escribano de millones.

Las acusaciones más comunes se pueden ver en el siguiente pliego de cargos contra el escribano de San Clemente Alonso de Ojeda, que le costó mil maravedíes de multa:

       Hízosele cargo de no haber hecho ymbentario al tiempo que entró en dicho oficio de escribano de todos los registros de escripturas y papeles que hauía en él y que después entraron en su poder de otros escriuanos y de los que an pasado ante él, y sobre no tener como es de su obligazión en papel sellado de cada un año libros de zitaziones hechos a pedimento de parte y reciuos de pleitos para que los procuradores ni las partes puedan ocultar autos ni quitar oxas de los pleitos

En un sentido similar iban las acusaciones contra Pedro Muñoz de Horcajada:

      Hízosele cargo sobre no tener numeradas las foxas de dos pleitos de demandas ante él puestas sobre mrs. y tener en blanco y por rayas en la una dos llanas de dos foxas del sello quarto que están todas blancas y en la otra llana y una foxa entera

El desorden de los papeles en los escribanos de Villarrobledo era la norma, los pleitos estaban sin orden en piezas sueltas. No obstante, el escribano del ayuntamiento, Antonio Ramírez de Arellano, reconocía tener a buen recaudo en el archivo de la villa los papeles tocantes al ayuntamiento. Pero los autos del concejo no siempre pasaban ante este escribano, así Manuel Portillo, escribano del número, conservaba una denuncia contra el vecino Damián Pérez sobre exceder en los precios de las mercaderías y aber allado una pesa falsa en su tienda.

Cuarenta años después de la visita de 1653, los escribanos había dejado de llevar libros de conocimientos, como reconocían los escribanos de Iniesta:

      no tienen ni han tenido los ymbentarios y libros que el auto refiere y los dichos Manuel de la Peña, Luis González y Alfonso García dijeron que cuando entregan alguna pieza de autos a procuradores da recibo y éste se rompe cuando la buelben y dicho Lucas Martínez dijo tiene un libro de caja en papel blanco que los procuradores han dado y dan dichos reciuos y todos que no tienen dichos libros y ymbentarios por no ser estilo en esta tierra y paréceles no ser de su obligación

El juez de residencia estableció su sede en tres villas, San Clemente, Villarrobledo e Iniesta, para el examen de los escribanos, pero hizo extensivos sus autos al resto de villas y a los escribanos de otras villas de señorío incluidas en la tesorería del papel sellado.

FUENTES

AHN. CONSEJOS. Leg. 25043-1, Visita de escribanos de San Clemente y partido de 1653
AHN. CONSEJOS. Leg. 26057-58, Visita de escribanos de San Clemente y partido de 1675
AHN. CONSEJOS. Leg. 26395-89, Visita de escrbanos de San Clemente y partido de 1694

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