El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

martes, 3 de agosto de 2021

LA BATALLA O BATALLAS COMUNERAS DE EL CAÑAVATE

 LA BATALLA, O BATALLAS, COMUNERAS DE EL CAÑAVATE

Las referencias a las Comunidades en la villa de El Cañavate son dos. En ambos casos, acontecimientos marcados por el derramamiento de sangre. Son dos momentos diferentes los narrados y la dificultad es situar en el tiempo uno de ellos. En cualquier caso, para contextualizar el movimiento comunero de El Cañavate es necesario partir de la generalidad del movimiento comunero y el carácter subversivo y antiseñorial que alcanzó en el marquesado de Moya, extendido y retroalimentado a todas las villas de señorío del sur de Cuenca y a las de realengo. La lista de pueblos es interminable. De señorío, Albaladejo del Cuende, Olmeda del Rey, Altarejos, Valera de Yuso, Santa María del Campo, El Provencio y los pueblos del marquesado de Moya; de realengo, prácticamente, todos los pueblos de lo reducido del marquesado de Villena, desde El Pedernoso o Las Pedroñeras a Motilla, El Peral y Gabaldón (y noticias vagas, por concretar, en Villanueva de la Jara, y la participación organizada, estructurada política y militarmente de San Clemente y El Cañavate, por un lado, e Iniesta y Requena, por otro.
En el Cañavate, sucedieron dos grandes batallas, de desigual signo. Creemos que ambos enfrentamientos fueron parejos a los sucesos de la vecina Moya y suceden en el momento final de la guerra de las Comunidades. Quizás haya que plantear una solidez del movimiento comunero en tierras conquenses del marquesado de Villena, que sobrevive a la derrota comunera de los moyanos en Carboneras de Guadazaón de 14 de noviembre, que ayuda a los comuneros moyanos a recuperar la iniciativa a comienzos de febrero del año siguiente y expulsar de nuevo a su señor Juan de Cabrera. Aunque en ese invierno de 1520 a1521, los documentos apuntan a que El Cañavate, (una vez más, como en la guerra del marquesado de 1480, puerta de acceso a las fortalezas de Alarcón y Castillo de Garcimuñoz) devino en enclave imperial, seguramente tras la primera derrota comunera de Moya en noviembre (pues en la semanas anteriores El Cañavate es comunero y ayuda a la rebelión santamarieña contra los Castillo Portocarrero), con la presencia de un destacamento de seis o siete compañías de soldados, al menos así era a comienzos de febrero de 1521, cuando estas tropas son desbaratadas por comuneros llegados de todo el marquesado de Villena. Las Relaciones Topográficas de El Cañavate narran los hechos cincuenta años después: los soldados imperiales son derrotados. Muertos unos y heridos y presos otros son llevados desnudos a comienzos de febrero, en un gélido invierno, hasta Vara del Rey. Esta primera batalla de El Cañavate sucede a comienzos de febrero, coincidiendo con la segunda toma comunera de Moya. Hay una segunda batalla de El Cañavate, de signo adverso para las fuerzas comuneras, que nos arriesgamos a situar un mes después, en marzo de 1521, según narran las relaciones de Gabaldón y coincidiendo con la derrota comunera en Moya. Los comuneros huyen en desbandada ante el acoso imperial para acudir a refugiarse en El Cañavate, comunero desde febrero de 1521. La matanza imperial es atroz, tiñéndose de rojo las aguas del río Rus con los cuerpos de los comuneros muertos.
En noviembre la represión del movimiento comunero en Moya correspondió al señor de Valverde Jorge Ruiz de Alarcón, apoyado por cuatrocientos soldados imperiales desembarcados en Alicante y apoyados por artillería. En marzo, el que derrota a los moyanos es el corregidor Cárdenas y la ciudad de Cuenca. Igual derrota sufrirían los comuneros del sur de Cuenca, esta vez del gobernador del marquesado de Villena Juan Hurtado de Mendoza, que toma San Clemente. Aun así, el fervor anticomunero de las villas del marquesado de Villena fue escaso: los Herreros son incapaces de reclutar hombres en la villa de San Clemente para ayudar al prior de San Juan para derrotar los focos comuneros tras Villalar y es conocido el poco entusiasmo de las gentes del marquesado de Villena en la represión de las Germanías.

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