El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

lunes, 4 de abril de 2016

El ocaso de los Buedo y el ascenso social de Francisco de Astudillo (III)

La elevación de la segunda puja de don Rodrigo de Ortega obligó a Francisco de Astudillo y a Martín de Buedo Gomendio a un nuevo concierto de 8 de marzo de 1612, firmado ante el escribano Bartolomé de Celada. La puja subiría hasta los 12.050 ducados, haciéndose necesaria la colaboración y aportación financiera del capitán Francisco Rodríguez Garnica para que Astudillo ganara la subasta. Aún así don Rodrigo de Ortega por medio de Bautista García Monteagudo se haría con los bienes de la cañada del Abad. Astudillo se haría con el oficio de tesorero elevando su precio en 1.700 ducados más y la viña y olivares de la cañada de Sisante, elevando su precio en 194.110 maravedíes sobre los 425.000 ofrecidos por don Rodrigo.

El concierto o pacto entre Astudillo y Buedo incluía la aceptación por éste último que los bienes se remataran en Astudillo o su cuñado el capitán Rodríguez Garnica. El oficio de tesorero que sería rematado en el capitán por 9.700 ducados, sería cedido inmediatamente en Astudillo, que a su vez daba la posibilidad de revertirlo en Buedo a los seis años, si estaba dispuesto a pagar un precio de 8.000 ducados, inferior al remate. De ese dinero del precio del oficio de tesorero, se descontaron 3.800 ducados a pagar a los fiadores del censo de Juana de Guedeja (Diego de Agüero y sus consortes Cristóbal Galindo y Miguel García Macacho), y que Astudillo debía abonar a la Real Hacienda en un plazo de seis meses. En cuanto a los bienes raíces, treinta mil vides, 1.500 olivos, molino de aceite, casas, mulas y aperos de labranza, que se remataron en Astudillo por 2.350 ducados,  serían cedidos a Martín de Buedo Gomendio, según escritura posterior de 12 de agosto de 1612, que para recuperarlos se comprometía a pagarle a Astudillo 4.000 ducados en un periodo de cuatro años de 1613 a 1616, a razón de mil ducados anuales. El propio Buedo reconocía que la hacienda que se le iba a ceder rentaba alrededor de 600 ducados. Contaba, además, Martín de Buedo para recuperar sus bienes con el cobro de diversas deudas: de las rentas reales, 70.000 maravedíes de San Clemente, 560.000 maravedíes de Iniesta y diversas deudas particulares, 1.000 ducados del concejo de Vara de Rey como cesionario que era de un censo del convento de monjas de San Antonio el Real de Segovia, 100 ducados de Gómez de Valenzuela y el dinero de las mulas que Martín de Buedo había vendido a su familiar Pedro de Buedo.

Pero cuando se cumplió en marzo de 1613 el primer plazo del remate, Martín de Buedo no pudo pagar, por lo que Astudillo pidió la ejecución de bienes del tesorero. Aprovechando para quedarse de forma definitiva con el oficio de tesorero (aunque el título sólo sería expedido dos años más tarde por la Contaduría de Mercedes) y para el remate del resto de bienes de Martín, que de prenda predatoria pasarán a plena propiedad, ya no sólo de Astudillo, sino de don Rodrigo de Ortega. Ambos habían llegado a un acuerdo para rematar el proceso ejecutivo de un año antes. Así acuerdos y conciertos se mudaban según los intereses de las partes y, porque no decirlo, las ambiciones y egoísmos personales. Francisco de Astudillo, que tenía facilidad para los conciertos, era hombre que no perdonaba los incumplimientos. Por eso, esta vez humillaría a Martín de Buedo, incluyendo en la ejecución de los bienes tres esclavos, de nombres Lucas, María y Beatriz, a los que Buedo tenía especial cariño. Astudillo, que en todo procuraba mantener las formas legales, había convenido con Buedo en 1612, hacer postura por dichos esclavos para cedérselos a continuación a Buedo a cambio del ganado lanar de éste. Apenas un año después Astudillo pedirá también los esclavos con la excusa de que el remate de los esclavos había caído en Juan de Araque, a quién había comprado los esclavos, dejando sin valor el concierto.

Francisco de Astudillo, mientras tanto, llevaba un doble de juego con Martín de Buedo. Antes de la ejecución de bienes había sido apoderado por Buedo para la cobranza de las rentas reales de Iniesta; ahora, Astudillo, en posesión de la tesorería consideraba que los 560.000 maravedíes cobrados correspondían a su ejercicio como tesorero y, de hecho, fueron destinados inmediatamente al pago del asentista Gerónimo Serra, privando de esta forma a Buedo de los 1.500 ducados que pretendía recaudar en Iniesta para hacer pago de sus obligaciones. Además, Astudillo, que como escribano que era, daba muestras de pulcritud en cuestiones legales, reducía las buenas formas a la plasmación por escrito de los compromisos, pero no a los medios para conseguir sus objetivos y la firma de escrituras de renuncia de Martín de Buedo:

y para que no le pidiese los demás bienes referidos con el poder que tiene con las justicias y vecinos de la dicha villa de San Clemente, desde que usa el dicho oficio procuró perseguir al dicho Martín de Buedo, buscándole calumnias para prendello y buscándole con gente de a cauallo y de a pie por los campos y en su casa, y cercándola muchas veces para el dicho efecto, solo a fin de obligallo a que otorgase en su favor dos escrituras, una en que hiciese dexación del oficio,y otra en que aprobase los dichos remates y posesiones, y se apartase de qualquiera derecho que tuviese contra él. Y el dicho Martín de Buedo compulsó y apremiado contra su voluntad, otorgó las dichas escrituras ante Francisco Rodríguez escriuano de la villa de San Clemente la escritura en que hizo dexación del dicho oficio de Tesorero y ante Bartolomé de Celada escriuano asimismo la escritura en que aprobó el dicho remate, y hizo apartamiento de los dichos derechos

Astudillo, muy dado a los equívocos, había sabido dar una nueva lectura a las concertaciones de 1612. Se suponía que los 4.000 ducados que Buedo se había obligado a restituir a Astudillo, pertenecían al censo de la memoria de Juana Guedeja, pues Buedo hacía frente a un pleito ejecutivo contra su fiador en dicho censo Diego de Agüero, que había conseguido salvar con los cuatro mil ducados cedidos por Astudillo a Buedo, destinados a pagar el principal de dicho censo, pero del que no reconocía que se hubiera dado la propiedad de sus bienes raíces como garantía, sino que sólo se había cedido su uso para pago de los mil ducados anuales. No lo entendía así Francisco de Astudillo, que por vía ejecutiva decidió quedarse con un olivar y 30.000 vides.

Martín de Buedo había tejido toda una serie de alianzas para garantizar la posesión de sus bienes. No cabe duda que su principal aliado era Francisco de Astudillo, pero en la almoneda habían acudido otros hombres de paja, familiares de Martín, para hacerse con los bienes y evitar que cayeran en manos de Rodrigo de Ortega. Así Pedro de Buedo había adquirido las mulas y Juan de Araque, los esclavos. Ahora todo este entramado de intermediarios se hundía.

En este enrevesado juego no debía permanecer pasivo don Rodrigo Ortega. Enseguida exigiría a Astudillo que le entregará los frutos de la explotación de la hacienda de Buedo como pago de sus deudas, cosa que Astudillo hizo. Además, sabemos que don Rodrigo Ortega había prestado dinero al concejo de Vara del Rey, que incapaz de devolverlo tendrá que vender su jurisdicción en favor de aquél. Desde entonces, la justicia de Vara de Rey, y por varios siglos, quedará en mano de Rodrigo Ortega y sus sucesores los Marqueses de Valdeguerrero. Hemos de suponer que para mantener su independencia jurisdiccional el concejo de Vara de Rey lucharía hasta el límite, y la forma más a mano que tenía era cobrar 37.000 reales que Martín de Buedo debía al pósito de esa villa. Incapaz de pagar, Martín de Buedo se vio inmerso en un pleito con el concejo de Vara de Rey, ante el Consejo Real; Astudillo, que se había constituido en fiador de Buedo para garantizar su presencia en el juicio y que no huyera, fue traicionado por Buedo, que no se presentó ante el Consejo Real, obligándose Astudillo a entregar la fianza dada para evitar su prisión y verse embarcado en un pleito ante el Consejo Real por tiempo de dos años, que le costaría más de tres mil ducados. Desde ese momento, cualquier compromiso entre Astudillo y Buedo fue imposible.

Firma de Francisco de Astudillo








ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ Caja 2854, PIEZA 7. Martín de Buedo Gomendio, vecino de Vara de Rey, con Francisco de Astudillo, tesorero de rentas reales del Marquesado de Villena, vecino de San Clemente sobre el oficio de tesorero. 1620

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