Era el año 1612 y el entonces tesorero de rentas reales del marquesado de Villena, Martín de Buedo Gomendio, estaba preso y sus bienes en ejecución por un alcance en las cuentas de los años 1610 y 1611 de 8.245.042 maravedíes, alrededor de 22.000 ducados. Las causas de la quiebra las desconocemos, pero sabemos que en1605, Buedo Gomendio, cuyo cuñado, Martín Alfonso de Buedo venía desempeñando la tesorería desde 1580 y la había legado al hijo ese año de 1605, se encontraba enfrentado con villas como Albacete por intentar cobrar las tercias procedentes del trigo y la cebada
del marquesado de Villena en especie y centralizar el producto de la recaudación en San Clemente, haciendo valer una provisión real de 1583, cuando en un momento de disputas entre las villas por su aportación a la real Hacienda, se había mandado como administrador de rentas al licenciado Mieses. Tal vez el conflicto escondía un problema de más calado, aparte de las pretensiones especuladoras de Buedo Gomendio: la necesidad de la villa de San Clemente, dedicada al monocultivo de vid y, en menor medida y de forma complementaria e incluso residual al olivo, de garantizar de modo regular el aprovisionamiento de cebada y trigo. No debemos olvidar tampoco que el problema planteado por el licenciado Mieses en 1583, coincide cronológicamente con los primeros años del pósito de Alonso Quiñones en San Clemente. Necesidad de suministro de cereales que era un problema crónico en la villa. Estos intentos de acaparamiento chocarían no sólo con las villas del marquesado, también con los asentistas, dueños de juros y el clero perceptor de los diezmos y parece que fueron respondidos por las villas, caso constatado de La Gineta, con el rechazo de los ejecutores enviados para el cobro. En el caso de los asentistas, ya en 1609 tenemos noticias de que entablaron pleitos ejecutivos contra Buedo de Gomendio por los juros situados en las rentas del Marquesado de Villena. En la almoneda celebrada el 10 de marzo de 1612 se subastaron el título de tesorero, valorado en 10.700 ducados y posteriormente, en venta judicial de 1613, los bienes raíces, tierras de cereales, viñas y olivares.
De los despojos del arruinado tesorero se forjaría la fortuna de las dos principales familias de San Clemente en los años que se sitúan en torno a mediados del siglo XVII. Un impotente Martín de Buedo Gomendio veía como como se deshacía el patrimonio familiar y acababa en manos de Francisco de Astudillo padre, que adquiría el título de tesorero y algunos bienes raíces, y de Rodrigo de Ortega Avilés (o Tébar, que era el apellido materno), que arrebataba a Martín de Buedo una rica hacienda a caballo entre las villas de San Clemente y Vara de Rey, consolidada con el mayorazgo fundado junto a su esposa y herencia nuclear de los futuros marqueses de Valdeguerrero. Las dos familias beneficiarias, Astudillo y Ortega, mantendrán en los años siguientes una rivalidad por el dominio de la vida local sanclementina; rivalidad que oscilaría entre las ambiciones personales y la complementariedad de intereses. Su protagonismo en la vida local pronto desplazaría a otras familias como los Herreros o los Pachecos; en el primer caso, por haber desplazado su actividad pública hacia la Corte, y, en el segundo caso, alejados de San Clemente por una ambiciosa política matrimonial.
Inútilmente, Martín de Buedo Gomendio intentaría recuperar sus bienes en 1620, interponiendo pleito ante la Chancillería de Granada. Hábilmente don Rodrigo Ortega conseguirá echar abajo el proceso judicial consiguiendo su advocación por el Consejo de Hacienda, que le ratificaría los bienes conseguidos siete años antes.
Rodrigo Ortega no había comprado los bienes directamente de Buedo Gomendio. El papel de testaferro en la venta de judicial de los bienes embargados al tesorero había correspondido a Bautista García de Monteagudo, casado con la hermana de Rodrigo, Catalina Ortega de Avilés, y que le había cedido los bienes adquiridos en la venta judicial de junio de 1613 ante el licenciado Arburola, alcalde mayor y juez ejecutor de la Real Hacienda. La compra de bienes, utilizando un familiar como hombre de paja, tenía su precedente, cuando un año antes Francisco de Astudillo había hecho lo propio utilizando a su cuñado el capitán Francisco Rodríguez Garnica, quien tras adquirir la tesorería la había cedido. Este proceder similar quizás ocultara el deseo de ambos, Rodrigo Ortega y Francisco de Astudillo, de no despertar demasiados recelos en el resto de familias principales de la villa de San Clemente. O quizás era algo más simple, se trataba de no reconocer la liquidación de las deudas al tratarse de una venta indirecta.
Pero la aparente legalidad de la venta judicial de los bienes del tesorero a favor de Rodrigo Ortega escondía un proceso más violento de usurpación de tierras. Rodrigo Ortega había tenido pocos escrúpulos en utilizar la posición de fuerza que gozaba sobre Buedo Gomendio, preso y arruinado, para, excusándose en una deuda limitada, despojarle de su patrimonio. En este proceso la fuerza jugó un papel tanto o más importante que las acciones judiciales. La venta judicial de tierras del año 1613, había dejado paso un año después a la ocupación violenta de tierras en la llamada cañada de El Abad, tal como denunciaba Martín de Buedo Gomendio, por boca de su procurador:
... por fuerça se a entrado en la dicha heredad y rompiendo las lindes y quitando los moxones juntándolo con sus mismas tierras
(continuará)
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ Caja 2854, pieza 6. Martín de Buedo Gomendio contra Rodrigo Ortega sobre propiedad de tierras en Cañada del Abad. 1620
del marquesado de Villena en especie y centralizar el producto de la recaudación en San Clemente, haciendo valer una provisión real de 1583, cuando en un momento de disputas entre las villas por su aportación a la real Hacienda, se había mandado como administrador de rentas al licenciado Mieses. Tal vez el conflicto escondía un problema de más calado, aparte de las pretensiones especuladoras de Buedo Gomendio: la necesidad de la villa de San Clemente, dedicada al monocultivo de vid y, en menor medida y de forma complementaria e incluso residual al olivo, de garantizar de modo regular el aprovisionamiento de cebada y trigo. No debemos olvidar tampoco que el problema planteado por el licenciado Mieses en 1583, coincide cronológicamente con los primeros años del pósito de Alonso Quiñones en San Clemente. Necesidad de suministro de cereales que era un problema crónico en la villa. Estos intentos de acaparamiento chocarían no sólo con las villas del marquesado, también con los asentistas, dueños de juros y el clero perceptor de los diezmos y parece que fueron respondidos por las villas, caso constatado de La Gineta, con el rechazo de los ejecutores enviados para el cobro. En el caso de los asentistas, ya en 1609 tenemos noticias de que entablaron pleitos ejecutivos contra Buedo de Gomendio por los juros situados en las rentas del Marquesado de Villena. En la almoneda celebrada el 10 de marzo de 1612 se subastaron el título de tesorero, valorado en 10.700 ducados y posteriormente, en venta judicial de 1613, los bienes raíces, tierras de cereales, viñas y olivares.
De los despojos del arruinado tesorero se forjaría la fortuna de las dos principales familias de San Clemente en los años que se sitúan en torno a mediados del siglo XVII. Un impotente Martín de Buedo Gomendio veía como como se deshacía el patrimonio familiar y acababa en manos de Francisco de Astudillo padre, que adquiría el título de tesorero y algunos bienes raíces, y de Rodrigo de Ortega Avilés (o Tébar, que era el apellido materno), que arrebataba a Martín de Buedo una rica hacienda a caballo entre las villas de San Clemente y Vara de Rey, consolidada con el mayorazgo fundado junto a su esposa y herencia nuclear de los futuros marqueses de Valdeguerrero. Las dos familias beneficiarias, Astudillo y Ortega, mantendrán en los años siguientes una rivalidad por el dominio de la vida local sanclementina; rivalidad que oscilaría entre las ambiciones personales y la complementariedad de intereses. Su protagonismo en la vida local pronto desplazaría a otras familias como los Herreros o los Pachecos; en el primer caso, por haber desplazado su actividad pública hacia la Corte, y, en el segundo caso, alejados de San Clemente por una ambiciosa política matrimonial.
Inútilmente, Martín de Buedo Gomendio intentaría recuperar sus bienes en 1620, interponiendo pleito ante la Chancillería de Granada. Hábilmente don Rodrigo Ortega conseguirá echar abajo el proceso judicial consiguiendo su advocación por el Consejo de Hacienda, que le ratificaría los bienes conseguidos siete años antes.
Rodrigo Ortega no había comprado los bienes directamente de Buedo Gomendio. El papel de testaferro en la venta de judicial de los bienes embargados al tesorero había correspondido a Bautista García de Monteagudo, casado con la hermana de Rodrigo, Catalina Ortega de Avilés, y que le había cedido los bienes adquiridos en la venta judicial de junio de 1613 ante el licenciado Arburola, alcalde mayor y juez ejecutor de la Real Hacienda. La compra de bienes, utilizando un familiar como hombre de paja, tenía su precedente, cuando un año antes Francisco de Astudillo había hecho lo propio utilizando a su cuñado el capitán Francisco Rodríguez Garnica, quien tras adquirir la tesorería la había cedido. Este proceder similar quizás ocultara el deseo de ambos, Rodrigo Ortega y Francisco de Astudillo, de no despertar demasiados recelos en el resto de familias principales de la villa de San Clemente. O quizás era algo más simple, se trataba de no reconocer la liquidación de las deudas al tratarse de una venta indirecta.
Pero la aparente legalidad de la venta judicial de los bienes del tesorero a favor de Rodrigo Ortega escondía un proceso más violento de usurpación de tierras. Rodrigo Ortega había tenido pocos escrúpulos en utilizar la posición de fuerza que gozaba sobre Buedo Gomendio, preso y arruinado, para, excusándose en una deuda limitada, despojarle de su patrimonio. En este proceso la fuerza jugó un papel tanto o más importante que las acciones judiciales. La venta judicial de tierras del año 1613, había dejado paso un año después a la ocupación violenta de tierras en la llamada cañada de El Abad, tal como denunciaba Martín de Buedo Gomendio, por boca de su procurador:
... por fuerça se a entrado en la dicha heredad y rompiendo las lindes y quitando los moxones juntándolo con sus mismas tierras
(continuará)
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ Caja 2854, pieza 6. Martín de Buedo Gomendio contra Rodrigo Ortega sobre propiedad de tierras en Cañada del Abad. 1620
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